Soñar para Freud – Soñar con Kafka – Despertar

A propósito de los sueños propios en Félix Guattari1

Rodolfo Biquez

Un sueño [Traum], breve, en un espasmódico y breve sueño [Schlaf]; espasmódicamente me he aferrado a él con una dicha inmensa. Un sueño con muchas ramificaciones, que contenía mil relaciones que se volvían claras de golpe, de él apenas me ha quedado el recuerdo de su impresión fundamental…”

Franz Kafka, 20 de octubre de 1921, Diarios

Prolegómenos a una teoría del despertar

Construimos teóricamente el despertar, imitamos en

el ámbito del lenguaje ese mismo truco fisiológico

que es decisivo en el despertar; el despertar opera con astucia.

Con astucia, sin duda no sin ella, logramos salir del ámbito del sueño.”

Walter Benjamin, Pasajes de París

Diré “ocurrencia”, y no revelación o iluminación, aunque continúe pensando en lo dicho por George Steiner: “La revelación es autoritaria.”2 Por lo tanto, parafraseando a Steiner, diré que también las ocurrencias son autoritarias.

Tal ocurrencia tuvo lugar al poner sobre el escritorio tres libros en simultáneo: Micropolítica. Cartografías del deseo3, Letra por letra4 y Morfología del cuento5.

Este último, tras descartar toda posible clasificación de los cuentos maravillosos por temas, motivos o personajes, propone una clasificación que tiene en cuenta a estos últimos de una manera particular: los personajes, con sus nombres y sus atributos cambian, lo que permanece son sus acciones, sus funciones, eso es lo constante. Y estas funciones son limitadas, y no siguen tampoco una secuencia al azar. Las variaciones no son demasiadas. Todos estos cuentos tienen la misma estructura básica, todos son apenas la variante de un mismo cuento originario (tesis principal de Propp).

Los desvaríos del pensamiento me llevaron de una Urgeschichte de la Morfología del cuento a la posibilidad de un Urtraum6. Idea descabellada, sin duda, todos los sueños ocurridos y por ocurrir a partir de cierto momento (1899-1900) son finalmente un mismo sueño repetido con variantes no-infinitas. ¿Cuál sería ese Urtraum? Todos y ninguno. Una abstracción, o mejor, una construcción. Un esbozo de ese Urtraum se lo podría encontrar, o intuir, entre líneas, en algunas páginas de la Traumdeutung de Freud. Bajo este supuesto: ¿Quién sería el soñador? ¿Quién sueña?

Luego, un cabo suelto, Franz, el amigo de Max que anhelaba para sí una vida subterránea, dedicada enteramente a escribir, escritura en la que se incluyen sus sueños propios. Entonces, aquel Urtraum, entrevisto entre desvaríos, no podía no tener en cuenta las experiencias de Kafka, aunque todo lo fascinante que había en aquella primera ocurrencia se desvaneciera como un libro de arena.

1- Los amores entre una avispa y una orquídea (y la muerte de un Ser querido) Soñar para Freud

El sueño de A. D.

El 30 de octubre de 1984, Guattari presenta en su seminario el análisis de un sueño propio, Un olvido y un lapsus en un sueño7. Dicho sueño fue publicado con ciertos cambios cinco años más tarde, en el libro Cartografías esquizoanalíticas8, bajo el título “Los ritornelos del Ser y el sentido (análisis del sueño de A. D.).”

En la versión que presenta en su seminario, antes del relato de lo propiamente soñado, da cuenta de la imposibilidad de utilizar seudónimos para los nombres propios de los personajes que aparecen en los sueños:

En primer lugar, una observación previa, la naturaleza de este sueño pero creo que en el fondo lo mismo se aplica para todos los otros sueños implica que no se pueden encubrir los nombres propios y, a diferencia de lo que intentaron hacer Freud y los otros comentadores, creo que solo se pueden encubrir los nombres propios si se tiene una técnica de interpretación que mutila las singularidades. Y, por el contrario, las dimensiones que se puede hacer aparecer de ombligo existencial […] implican una posición totalmente singular, y los elementos que vienen a denominarlo no tienen traducibilidad, de paradigma, son absolutamente incambiables, de ahí el hecho que (lo digo porque intenté cambiar un poco, de poner seudónimos y es rigurosamente imposible, siquiera un tramo del nombre) conservé los nombres propios.910

El ejemplo más significativo es el uso de seudónimos en el “sueño de la inyección de Irma” y su posterior análisis, en el cual Freud no pudo sino dar pistas de cuáles son los nombres “verdaderos” de los diferentes personajes, confirmando que estos, tal como lo afirma Guattari, son “incambiables”. Ernest Jones, Didier Anzieu y otros, incluso muy novísimos trabajos, han ido a la caza de ese Snark que es Irma. Guattari, en “el sueño de A. D.”, ha ahorrado ese trabajo, tal vez innecesario, a sus lectores.

En 1989, esa reflexión sobre los nombres propios desaparece (se verá que en el texto no hay uso de seudónimos). El capítulo comienza:

Que los sin-sentidos de los sueños tengan un uso posible es algo que se remonta a las más antiguas formas de subjetivación. Rupturas sintagmáticas, proliferaciones semánticas, inducciones pragmáticas: no hay dominio del sueño que no pueda tener un papel de bifurcación con respecto a las significaciones y las normas que dominan el estado de vigilia. […] El corte, la ruptura del sentido, es sólo una manifestación de una subjetivación en estado naciente. Es una fractalización necesaria y suficiente por el hecho de que algo ocurre allí donde todo estaba cerrado. Se trata de una apertura desterrritorializante. Para ilustrar esta problemática, elegí uno de mis propios sueños que comporta, a la manera de un holograma, numerosas sobre-determinaciones que vuelvo a encontrar, desde hace mucho, en todas las encrucijadas de mi existencia.11

La primera parte de la cita, “inducciones pragmáticas”, “ruptura del sentido”, “apertura desterritorializante”… “allí donde todo estaba cerrado”, es uno de los planos de este “uso posible”. Su reverso, el otro plano, no está explicitado aquí.

A modo de ilustración, “elegí uno de mis propios sueños”, “numerosas sobre-determinaciones” que Guattari encuentra en todas las “encrucijadas” de su existencia. Gesto más que freudiano y que se lee como un eco de la “Advertencia (a la primera edición)” de La interpretación de los sueños12.

Anverso y reverso, desterritorialización y reterritorialización, producción y anti-producción. Una primera impresión es que este qué-hacer con sus sueños propios, el presentarlo ante el público de su seminario o darlo a leer en las Cartografías, no es allí donde mejor podría presentarse eso que llama “inducciones pragmáticas”, “ruptura del sentido” o “apertura desterritorializante”. En esta vuelta sobre sí, sobre las encrucijadas importantes (su nombre propio, un tío muerto en la Batalla de Verdún, el éxodo de 1940), lo que se “busca” o se obtiene es algo más. Y ese algo más se presenta, creo, en otro lugar, en un ejercicio de escritura, si se quiere, íntimo.

El “Texto del sueño” transcribo la versión publicada en las Cartografías:

En compañía de Yasha David y de su esposa salgo de una casa A que da a una gran plaza rectangular, la cual parece pertenecer más a una gran villa de provincia que a una ciudad importante. Las calles que bordean los dos lados más largos de esta plaza son de sentido único orientados de manera opuesta. Las que bordean los dos lados más cortos son mano y contramano. El conjunto constituye un circuito cuyas tres cuartas partes yo recorría en el sueño.

Estábamos a punto de separarnos cuando me doy cuenta de que no sé dónde dejé estacionado exactamente mi coche [automóvil, automobile]. En un primer momento, me propongo mirar alrededor de la plaza. Yasha cree recordar el lugar en donde está. Su mujer y él me acompañan en mi búsqueda. Llegamos al punto B, situado en la parte derecha de la plaza. Entonces me dan ganas de felicitar a Yasha por el éxito de nuestra empresa común. Pero retengo la frase que estaba a punto de pronunciar, porque me doy cuenta de que iba a llamarlo Gilles. Hablo de los riesgos que corrimos juntos: estábamos al borde de un abismo [gouffre]. “Me recupero”, estábamos como colgados a la pared de un abismo pero, a fin de cuentas, logramos salir… En un impulso de simpatía, me dispongo a besarlos a ambos. De nuevo, retengo mi primer movimiento, recordando lo que me dijeron a propósito de los celos de Yasha con respecto a su esposa, me contento con abrazarlos.13

Las principales líneas asociativas de este sueño, según Guattari, son: Yasha David, su esposa (Aléna), la plaza rectangular, el olvido del automóvil, el lapsus en el sueño, el abismo y la inhibición ante los celos.

1-Yasha David y su esposa, ambos checos. Kafka

2- La plaza rectangular

 

Recorrido del sueño en línea punteada

Las asociaciones se bifurcan en este punto:

2.1 Un recuerdo de infancia: Con asombro, pasados varios días de haber escrito el sueño, Guattari cae en la cuenta de que la casa (A), su ubicación en la plaza, la gran villa de provincia no son otra cosa que su recuerdo de «hace cuarenta años, en la época de lo que se llamó ‘éxodo’, en que millones de franceses tuvieron que huir ante la invasión alemana«.14 Los padres de Guattari pensaban alquilar la casa hasta el fin de la guerra, pero el avance alemán coartó esa posibilidad.

2.2 En el sentido de circulación en torno a la plaza, Guattari reconoce allí dos “componentes formadores”:

a- un sueño anterior, un año con respecto a octubre de 1984, que llamó “el sueño del baileparquet” [«Le rêve du balparquet”]. El sueño que según Guattari data de 1983 es presentado públicamente en su seminario el 4 de octubre de 1984.15 En esa oportunidad presentaba el sueño como un sueño por encargo”:

Me decía desde hace un cierto tiempo que tenía que ilustrar mis designios teóricos y pensaba hacerlo, ya que se había evocado ya las dimensiones, sobre el tema del sueño. También me pareció interesante tener [hacer] un sueño [faire un rêve] –un sueño por encargo [un rêve sur commande]– muy cerca de la cosa misma.16

Las dimensiones y designios teóricos que se pretendían “ilustrar” son las mismas que las de Cartografías esquizoanalíticas (1989) y eso es el otro punto con el que está relacionado el sentido de circulación de la plaza.

b- Sus designios teóricos.

Un grafo, igualmente cuadrangular, que propone una redefinición del inconsciente a partir de las transformaciones de cuatro entidades de base: los Flujos, los Phylums maquínicos, los Territorios existenciales y los Universos incorporales.17

3- El olvido de su auto, un Renault (año 1984), lo lleva a recordar otro sueño en el que también olvidaba dónde había dejado su auto, un BMW, “escena que transcurría” en el contexto de los acontecimientos de 1968.

4- Lapsus en el sueño. Yasha David-Gilles Deleuze

Las asociaciones se completan con Adelaïde (A. D.), quien tenía “una relación” con Guattari en la época del sueño (1984), Arlette Donati, su mujer a fines de los años sesenta, y las calles, Mer y Gay-Lussac.

El análisis que Guattari propone para el “sueño de A. D.” son los siguientes cuadros:

1-

Busco mi Renault En Mer Con Yasha David
BMW Gay-Lussac Gilles Deleuze

2-

1984 Renault A. D. Yasha David
1968 BMW Arlette Donati Gilles Deleuze

Retomemos el punto 3, (el lapsus) pero tal como lo presenta Guattari en 1984.

El lapsus en el sueño: en lugar de Yasha David se presenta el nombre de Gilles Deleuze. La serie de transformaciones que se declina de esta matriz transformacional, antes de enunciarla, debo retomar la cuestión del auto, porque hay un patrón [schéma] asociativo que dice: ¡la cuestión del autoanálisis! Y que corresponde a una lectura que hice en la víspera del sueño de las cartas de Freud a Fliess.18

En Cartografías esquizoanalíticas (1989), el pasaje de auto → auto-análisis no se da de la misma manera:

En fin, no puedo acallar la asociación mecánica, la más estúpida que existe, que consiste en prolongar la cuestión del olvido bajo la forma de un: ¿dónde está el auto… análisis? Es cierto que releí en estos últimos tiempos la correspondencia Freud-Fliess y me interrogué por esa curiosa relación homosexual disfrazada a partir de la que se dispuso [agenció, a agencé] la enunciación de su auto-análisis.19

En la versión de 1984, se subraya como “víspera del sueño” la lectura de la correspondencia Fliess-Freud, mientras que en 1989 la “víspera del sueño” podría ser otra:

En los hechos, a la salida de la manifestación cultural en el centro Georges-Pompidou20 en la que había participado Gilles Deleuze, le había propuesto a Yasha David llevarlo a su casa. Partimos juntos al estacionamiento que se encuentra debajo del centro. Me di cuenta de que me había olvidado mi auto. Dimos vueltas un rato largo hasta el momento en que, para mi vergüenza, me di cuenta de que había venido a pie. Esto ocurrió en la realidad, pero solía tener ese sueño de olvido de mi auto.21

Otra cita a propósito del olvido del auto y el lapsus:

El pasaje Renault-BMW me hace transitar de un mundo regresivo-mortífero hacia una suerte de recorrido iniciático. Desciendo por la calle Gay-Lussac, primero a pie, luego en bicicleta. Está evidentemente la homosexualidad “gay” en esta calle, pero sobre todo el recuerdo de las manifestaciones violentas de mayo del ’68.22

A la lectura hecha por Guattari de su sueño propio agreguemos una tercera entrada:

1-

Busco mi Renault En Mer Con Yasha David
BMW Gay-Lussac Gilles Deleuze
Auto-análisis Correspondencia Fliess

2-

1984 Renault A.D. Yasha David
1968 BMW Arlette Donati Gilles Deleuze
1897 Auto-análisis ? Fliess

¿Qué falta? Una iluminación freudiana. Prólogo a la segunda edición de Die Traumdeutung (1908):

Es que para mí el libro posee otro significado, subjetivo, que sólo después de terminarlo pude comprender. Advertí que era parte de mi autoanálisis, que era mi reacción frente a la muerte de mi padre, vale decir, frente al acontecimiento más significativo y la pérdida más terrible en la vida de un hombre.23

Aunque muchos descubrimos que en una vida vivida hay muertes seguramente tan o más terribles que la de un padre, Freud sentenció que esa era la más terrible, la de un padre, y no la de un hermano, un hijo, o la de un gato que ya ha gastado sus siete vidas. Guattari, sin lo “terrible” freudiano, “conduce” hacia allí su auto-análisis.

Mi vida fue trastocada cuando saqué mi permiso de conducir –muy tardíamente, ya que tenía treinta y cinco años–. Esto tuvo como consecuencia indirecta una independencia que debía desembocar, entre otras cosas, en un divorcio. Fue mi padre quien, en su lecho de muerte, había insistido particularmente para que sacara mi registro. Se sentía aislado, demasiado dependiente de mi madre y quería que viniera a verlo más seguido. Me acuerdo también que me dio un billete de cincuenta francos para que me inscribiera en el registro. Esto me había emocionado mucho, porque no se daba cuenta muy bien de que en esa época semejante suma ya no valía nada.24

Y en el último párrafo sobre el “Análisis del sueño de A. D.”:

En un último análisis, ¿qué profiere el sueño? […] más vale no precipitarse y sobre todo no olvidar jamás el auto-análisis del lapsus y del olvido del sueño, único medio para conjurar una angustia de muerte caracterizada a la vez como esencial e irrisoria por el gesto del padre agonizante que me tiende un billete de cincuenta francos.25

Tesis primera: Félix Guattari sueña un sueño ya soñado (un sueño modelo26), un “patrón asociativo”, con su propio Fliess, su propia correspondencia, su propio padre muerto. “Los Flujos, los Phylums maquínicos, los Territorios existenciales y los Universos incorporales” no intervienen a fin de cuentas en el análisis de su sueño. Sueña con ellos, sus designios teóricos, su grafo de cuatro elementos, pero su procedimiento es freudiano. Aquí, la presentación de su “redefinición del inconsciente” necesita, al parecer, de la escena freudiana. Es claro que los personajes son otros, pero no las funciones que portan. Correspondencia Guattari→Deleuze, Freud→Fliess, muerte del padre, soñar un sueño paradigmático, en fin, auto… análisis. Esta es la primera vía que toma el qué-hacer de Guattari en relación a un sueño propio. Sigmund Freud.

¿Y dónde está el auto… análisis? Écrits pour l’Anti-Œdipe27, 1969-1972.

2- Soñar con Kafka. Escribir – Despertar

Quien tenga cierta proximidad con la obra de Guattari no le sorprendería su anhelo de realizar una exposición sobre Kafka (Le Siècle de Kafka). En la correspondencia con Deleuze a propósito de la composición de El Anti-Edipo, Guattari cita con frecuencia a Kafka. Kafka marca su paso por La Borde en sus comienzos mismos: “El caso R. A., mi primer esquizo […] Identificado mal que bien a mi autor preferido le hice copiar El Castillo28, le escribe a Deleuze. Hace de R. A. una suerte de Pierre Menard kafkiano. Luego, Guattari, comenta lo anterior y publica extractos del diario íntimo de R. A. en Psicoanálisis y Transversalidad29, en los capítulos “Monografía sobre R. A” y “El derrumbe de una vida aún no vivida, pérdida del ‘Yo’”.

2.a- La conjunción de dos máquinas. Kafka-Guattari

En el último apartado de Écrits pour l’Anti-Œdipe, «Notes et journaux«:

Elaborar una técnica de análisis de los sueños sin recurrir a la asociación libre, a las nociones como la de contenido latente-contenido manifiesto, etc. Ejemplo: el análisis del texto de los sueños de Kafka. No considerar como una falta la ausencia del soñador. Lo que cuenta son los desarrollos escritos de diversos índices maquínicos reconocibles. Poco importan los fantasmas.30 (14/10/1972)

Algunas líneas más abajo Guattari escribe: “Hay conjunción de dos máquinas: la máquina literaria de la obra de Kafka y mi propia máquina de Guattari”. En sus Diarios Kafka reiteradas veces se queja de su imposibilidad de escribir, así también lo hará Guattari en diferentes momentos. Conjunción de dos máquinas signadas de cierta manera por el fracaso31 de la escritura, máquinas de escritura a la espera de otra máquina, una máquina-editora (Max Brod /Gustav Janouch /Marthe Robert; Gilles Deleuze/Suely Rolnik/Stéphane Nadaud, etc.)

Una vez más, en cuanto a la relación sueño-escritura, Guattari da cierta pista en Líneas de fuga, texto escrito entre los años 1979-1980 (contemporáneo de Mil mesetas):

[…] el mero hecho de introducir un modo de semiotización que los concierna de manera particular, el mero hecho de memorizar las potencialidades, de señalar calcos y de escribir mapas iniciará ya efectos diagramáticos: el mero hecho de decidir escribir sus sueños, por ejemplo, antes que interpretarlos pasivamente, el mero hecho de dibujarlos o de imitarlos, podrá transformar el mapa del inconsciente.32

Un esbozo del análisis Kafka-sueño-escritura que anuncia en su Journal ocurre en los primeros años de la década del 80′, Sesenta y cinco sueños de Kafka:

Kafka escribe en su diario que su vida se emparenta con un sueño […] Si vivía como en sueños también soñaba como escribía, de modo que un rizo literario no dejaba de anudar sus realidades cotidianas y su imaginario onírico […] Sin lugar a dudas, su transcripción debía constituir para él más que una fuente de inspiración: un instrumento de escritura, un método de elaboración de sus objetos literarios […] Se recordará para Freud, la escena del sueño era inepta para cualquier creatividad concreta: no era más que una superficie de registración de los metabolismos profundos del inconsciente. El sueño actúa por collage, por cut-up […] Muy otro es el enfoque kafkista. Se trata entonces, en esencia, de hacer trabajar sus puntos de singularidad. Allí donde la interpretación freudiana se detenía –ante lo que Freud designaba como “el ombligo del sueño”– para Kafka todo comienza. Renunciando a hacer pasar sus puntos de sinsentido bajo el yugo de una hermenéutica cualquiera, los dejará proliferar, amplificarse, para engendrar otras formaciones imaginarias, otras ideas, otros personajes, otras coordenadas mentales, sin ningún tipo de sobrecodificación estructural.33

Sueño y escritura, “índices maquínicos reconocibles”, “efectos diagramáticos”, “transformar el mapa del inconsciente”. Tal “uso” de los sueños no se corresponde con lo encontrado en Kafka y la escritura de sus sueños propios. No podríamos hablar de una “pragmática kafkista del sueño”34 tal como él parece trabajarlo. Que la transcripción de los sueños podría constituir algo más que una fuente de inspiración (un instrumento de escritura o método de elaboración de objetos literarios), es el punto en el que coincidimos con Guattari, pero, ¿de qué orden sería ese algo más?

2.b- Despertar

Para responder a esa pregunta recurramos a K35, libro de Roberto Calasso dedicado a Kafka y que tiene el mérito de lograr una atmósfera propiamente kafkiana.

1917. Por dos noches seguidas, 12 y 13 de agosto, Franz Kafka escupe sangre (Hemoptisis). El 4 de setiembre recibe el diagnóstico de tuberculosis. Rápidamente solicita una jubilación anticipada en el Instituto de Seguros para Accidentes de Tránsito, la cual es negada, beneficiándose al menos de una licencia por tres meses. Kafka parte hacia Zürau (Siřem), no lejos de Praga, donde su hermana Ottla y su marido llevan adelante un emprendimiento agrícola (reside ahí unos ocho meses, hasta abril de 1918). El 15 de setiembre escribe en su Diario: “Doblas la esquina al salir de la casa y en el camino del jardín te sale al encuentro la diosa Fortuna36, esta le ha jugado una mala pasada. 19 de setiembre: “En la paz no avanzas, en la guerra te desangras.37 Es en este tiempo que se da la ruptura definitiva con su prometida, Felice Bauer.

Sabemos algo de lo que leyó en su temporada en Zürau: Una colección de cuentos e historias hasídicas. El Antiguo Testamento. Opúsculos de Kierkegaard. Schopenhauer. Maimónides. Dos libros de Martin Buber. Un opúsculo sobre el teatro yidish de su amigo Jizchak Löwy.

Es en este contexto que Kafka se propone, por única vez, transcribir en hojas sueltas parábolas, imágenes, fragmentos narrativos y aforismos propiamente.38

Dice Calasso:

No hay crítico, desde los más banales a los más grandes, que no haya recurrido al sueño para hablar de Kafka. Pero «sueño» –igual que «inconsciente»– es en este caso una palabra inerte. Sirve para interrumpir el flujo del pensamiento, más que para guiarlo. A menos que no se trate de aquella forma del sueño que Kafka define una vez en los Diarios (y que podría servir también como una excelente descripción de El Castillo): “Un sueño muy ramificado que contiene al mismo tiempo mil correlaciones que se vuelven claras de golpe.39

Para Calasso, tanto K como Josef K (El Proceso / El Castillo) tienen las “revelaciones decisivas” mientras los personajes están sentados al borde de la cama. En El proceso Josef K va en busca del pintor Titorelli en su taller (que no es otra cosa que su cuarto, y como se enterará luego, propiedad del Tribunal) quien, debido a su particular relación con los jueces, tal vez podría ayudarlo en su proceso. La habitación es demasiado pequeña, la ventana cerrada, Josef K se siente mareado, se sienta en el borde de la cama, Titorelli lo invita a ponerse más cómodo, hundido “entre colchas y cojines”, Titorelli realiza una pregunta no formulada desde la notificación recibida por los guardias: “¿es usted inocente”40, “sí”, entonces, piensa Josef, “¿por qué necesitaría de su ayuda?”. La conversión continúa, en una disensión interminable (nunca hay acuerdo en los diálogos de Kafka).

Titorelli acerca su silla a la cama y continúa, con voz apagada:

Me he olvidado de preguntarle ante todo qué tipo de liberación quiere [wünschen]. Hay tres posibilidades, a saber, la absolución auténtica, la absolución aparente y el aplazamiento indefinido.41

[…] Entonces ¿seré libre?, dijo K dudando, «Sí», dijo el pintor, «pero sólo aparentemente libre o, más exactamente, provisionalmente libre».42

El Castillo. K en la habitación del secretario Bürgel, sentado en el borde de la cama, K siente que se duerme, y cuanto más dormido, mejor parece escuchar lo que Bürgel le dice: “hay cosas que se arruinan a causa no de otra cosa, sino de ellas mismas.43

Josef K se despierta, algo inusual, la cocinera de la señora Grubach no ha venido aún con el desayuno. Alguien llama a la puerta.

Si los hechos se desarrollan de otro modo, si dos desconocidos devoran nuestro desayuno, si los mismos desconocidos confiscan nuestra ropa, eso significa que se ha producido un disturbio en el despertar, que constituye <el momento más peligroso>. Toda la historia de Josef K nos muestra de qué peligro se trata: el de que la revelación se transforme en persecución.44

En cuanto al despertar y el peligro, Calasso se acerca a lo dicho también por Benjamin:

Los pensamientos actúan a menudo menos por lo que dicen que por el momento en que nos vienen […] Mas, cuando dormimos la mayoría de las veces nos abandonamos en todo a dichas cámaras [oscuras] (aunque sus cerrojos son cerrojos oníricos y ceden a la ligera presión del impulso que se les arrima), al despertar es sin duda cuando más fuertemente nos logran sujetar los pensamientos, y lo que estos nos traen, aunque sea una carta de solicitud, o una condena a muerte, ahí queda firmado.45

Calasso, para quien Kafka tuvo una “experiencia singular”, deja ver que su lectura está matizada por otras “experiencias” de las cuales se ocupó en ensayos anteriores. Por un lado, la Bohdi (despertar o iluminación), del pensamiento indio. Según Calasso, el despertar cotidiano, el de nuestra vida de todos los días, es solamente un “bosquejo” de eso otro. No muchos accederían a ese despertar, tal vez afortunadamente. Luego, ¿de qué disturbio se trataría? Tal disturbio atañe al “orden del mundo” [Weltordnung]. Si ese no fuera el caso, ¿habría existido alguna vez un proceso?

El «gran organismo» [el Tribunal] es consciente, agudamente consciente. Cada ataque que recibe no puede sino exaltar su capacidad de presencia mental. Por eso –y éste es el consejo de Huld– es preciso «sobre todo no llamar la atención». Como los griegos respecto a sus dioses, aquellos que mejor conocen el «gran organismo» se distinguen por su habilidad para pasar inadvertidos.46

Kafka advertido.

Este es el «sueño breve», con mil relaciones que se volvían claras de golpe, transcripto el 20 de octubre de 1921:

Mi hermano ha cometido un crimen, un asesinato, creo; en ese crimen hemos participado yo y otros, desde lejos van acercándose el castigo, la disolución, la redención, va creciendo poderosamente, su incontenible acercamiento se nota en muchos indicios; mi hermana, creo, anuncia siempre esos signos, que yo recibo siempre con exclamaciones; mi locura aumenta con ese acercamiento.47 Nunca creí que pudiera olvidar, por el mucho sentido que tenían, mis exclamaciones, frases breves y aisladas, pero ahora ya no retengo ninguna. Sólo podían ser exclamaciones, pues hablar me costaba mucho esfuerzo, tenía que inflar las mejillas y, al inflarlas, torcer la boca, como si me dolieran las muelas, antes de proferir una palabra. Mi dicha consistía en que el castigo llegaba y yo le daba la bienvenida con tanto alivio, convicción y dicha, que el espectáculo tenía que emocionar a los dioses; también esa emoción de los dioses la sentía casi hasta las lágrimas.48

2.c- El sueño del Zeppelin. 15 de marzo de 1972

La apuesta es ahora considerar ese instante en el que algo “se vuelve claro de golpe” –que aparece en el epígrafe y que retoma Calasso junto con el despertar. Desplazando así el lugar del despertar, ubicándolo como un efecto de la escritura del sueño.

Para intentar trabajar lo anterior (nuestra versión de la “teoría del despertar”) en los sueños propios de Guattari, tomaremos el sueño escrito en la entrada del 15 de marzo de su Journal de 1972, que podría ser llamado “el sueño del Zeppelin”. A diferencia del sueño del baileparquet, este otro no es un sueño soñado por encargo, para dar cuenta de ciertos designios teóricos; en todo caso, es soñado para ser escrito. No hay allí, como sí en Kafka, la aclaración previa de que lo que sigue es el relato de un sueño, “Traum: …”.

Un zeppelin gigantesco y después otro. A ras del suelo. Se ven largos tubos, salidas de cañones o lanza-torpedos. El atardecer. Una casa en Normandía pero también las afueras de Blois. O quizás en Montoire. Paso de una ventana a la otra para seguir el Zeppelin. Las ventanas son todavía Saint-Pierre-du-Vauvray. Los atardeceres. Estoy profundamente feliz. Toda mi familia está allí, padre y madre y no sé quién. Un zeppelin da vuelta. Como durante la guerra. No, pasa un poco más lejos. Sus bombas no caerán sobre nosotros. Lo veo como él me ve. Podría dispararnos.

Salgo. Una suerte de éxodo. Anochece. La casa está un poco en alto. Faubourg. Casa burguesa opulenta. Los niños dejan la ciudad. Eso me hace pensar en otro sueño donde París había sido destruida. Solamente París. Desterritorialización del centro. Mancha49 que se transforma en punto-signo. Un cántico, algo que dice “una nube asciende…”. No sé más. Vuelvo a mi casa. Todo a oscuras. Apagón. Otra vez el corte de luz como en el sueño de la puerta. Mehr Licht! Digo lleno de alegría, qué divertido, qué coincidencia, los niños cantaban: “una nube…”, como esa nube de muerte que asciende sobre la ciudad. Sin duda a ellos eso no les parece muy divertido. A mí sí. Medio-despierto. Mis padres están muertos. Quedan Jean y Paul50. Jean está envejecido. Quizás en bancarrota. Venta de la casa Monbana 92 rue de l’Aigle. Este otro sueño donde yo llegaba demasiado tarde. Todo estaba arrasado. Y al costado los vestigios de una construcción antigua.

Por qué esta alegría profunda en ese contexto de fin del mundo.51

Separaremos los comentarios del sueño en dos niveles:

– El “éxodo” de 1940

Al igual que el sueño de A.D., este sueño también reenvía al “éxodo” de los franceses en 1940 ante la invasión del ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial. En ambos sueños surge la dirección de su casa en La Garenne-Colombes, 92 rue de l’Aigle, la que abandona con su familia para dirigirse a Mer ese año. En este nivel, los dos sueños pertenecen a la misma constelación (encrucijada). Aunque ese hecho “trastornó” su vida, lo vivía en ese momento como “una aventura excepcional.”52 En el sueño de A. D., la mención al éxodo surge como asociación respecto a la plaza rectangular. En este otro sueño esto pasa a ser uno de sus temas fundamentales.

Todo a oscuras, ¡más luz!, nube de muerte que asciende sobre la ciudad, despertar, alegría ante el fin del mundo. “Medio-despierto. Mis padres están muertos. Quedan Jean y Paul. Jean está envejecido”. No podemos entender este “despertar”, y la afirmación que lo sigue, más que como un efecto de escritura. En lo que hasta aquí se citó de la entrada del 15/03/1971 no hay una distinción clara entre lo que corresponde al tiempo de lo soñado y lo que corresponde al tiempo de la escritura. Hay pequeños esbozos de interpretación (mancha/punto-signo, desterritorialización, “Mehr Licht”) pero sin conformar aún un meta-lenguaje. El único tiempo que vale, entonces, es aquel en el que todo se da de una sola vez: la escritura.

– Lacan, Deleuze, los amores difíciles

La referencia a los tres ocurre de un solo golpe, momento al que llamaríamos la “sobrecodificación” del sueño (por utilizar un término propuesto por Guattari más arriba). Lo siguiente es el comentario de Guattari al «sueño del Zeppelin»:

Un texto de Lacan. La agresividad creo. Él habla de un sueño donde un globo dirigible representa la vejiga. Ganas de mear señor Deleuze. Siempre tengo ganas de mear. Usted, nunca, ¡según se me ha dicho!

¡Retorno a Lacan! ¿Ruptura con Deleuze que me lleva demasiado lejos? Padre, madre y hermano reencontrados en el instante de la muerte. Felicidad edipiana. La política del padre. Esta brutalidad que me gana en frente de Arlette y que ella no soporta. Voluntad de potencia. Deseo de agarrarla, de controlarla. Aplastamiento de la polivocidad de su deseo. Múltiples pequeñas cosas.53

En un párrafo elidido en esta presentación del sueño del Zeppelin, anterior al recién citado, Guattari escribe sobre su ruptura con Nicole (la madre de sus tres hijos) y de la posibilidad de que pase lo mismo con Arlette, tema que vuelve en el “sueño de A. D.”, y que en 1989 le da título al mismo.

El recuerdo de “La agresividad en psicoanálisis” de Lacan, y el cambio realizado, poisson volant [pez volador]→ ballon dirigeable [globo dirigible], nos hace releer “el sueño del zeppelin” como si este plano estuviera desde el inicio.

Y evocaré el sueño de uno de mis pacientes, en quien las pulsiones agresivas se manifestaban por medio de fantasmas obsesivos; en el sueño, se veía, yendo en coche con la mujer de sus amores difíciles, perseguido por un pez volador, cuyo cuerpo de tripa dejaba transparentarse un nivel de líquido horizontal, imagen de persecución vesical de una gran claridad anatómica.54

Mehr Licht”, son las últimas palabras que se supone dijo Goethe antes de morir. Lo que va en concordancia con el tono del “sueño del zeppelin”. Pero, para alguien próximo a Lacan, ¡“Mehr Licht”! es también el sintagma con el que Lacan termina su conferencia El mito individual del neurótico55 de 1952. Nos ahorraremos los ejercicios (a modo de divertimento) de lectura, en este caso de análisis estructural, buscando estructuras cuaternarias en el “sueño del zeppelin”. Recordemos solamente el lugar que tiene la muerte, imaginada o imaginaria, en el análisis de Lacan sobre el caso del “Hombre de las ratas” y un recuerdo de juventud de Goethe.

2.d- La conjunción de dos máquinas. Una máquina de soñar (lo visible) y una máquina de escribir (lo enunciable)

Mancha [tache]/punto-signo. Este par nos remite a “De un signo a otro”, artículo de 1966, y posteriormente publicado en Psicoanálisis y transversalidad. Tomando el trabajo de MayetteViltard, “De un signo a otro. Cuando Guattari comienza a problematizar la enseñanza de Lacan”56, podemos reenviar este texto a la sesión del 6 de diciembre de 1961 del seminario La identificación.

Viltard transcribe una carta dirigida a Lacan, fechada el 8 de diciembre de 1961, y firmada por un tal Pierre Guattari57. En dicha carta, Guattari da cuenta de su interés por “la naturaleza del signo gráfico”, “las condiciones mínimas capaces de garantizar su existencia”, es decir, las “condiciones” para poder “responder a sus funciones.”58 Explícita que lo que se presenta surge a partir de la sesión del 6 de diciembre de 1961 y, en particular, la distinción hecha por Lacan entre signo y significante.

Dice Viltard:

Guattari tiene la posibilidad de objetar porque la cuestión del carácter primario del significante es un hecho para él, es indiscutible, lo que le permite examinar lo que corre riesgo de ser evacuado si este carácter primario no es tratado sutilmente, sigue inquieto por el valor gráfico del trazo, dicho de otro modo, por la visibilidad, el valor de imagen que el trazo guarda, que sólo va a funcionar por el espacio blanco que lo rodea y el gesto que lo traza sobre un soporte material con un instrumento.59

El punto-signo es retomado en 1972 por Guattari en relación a otra noción, el “plan de consistencia.”60 Noción sugerida por Viltard en su lectura, “ese espacio en blanco que lo rodea”, “un soporte material” (instancia de registro – inscripción). Sería difícil darle a la escritura su lugar preciso en este contexto. Sin embargo, es hacia allí donde nos dirigimos, desafortunadamente no “sutilmente”.

La escritura funciona como una cota a ese “mundo infinitamente rico” (producción) del que hablaba Guattari, lo que se quiere escribir tiene que ceder ante las reglas de la sintaxis. Guattari, en “De un signo a otro”, escribe que “sólo en las pruebas del deseo, del sueño y de la muerte arriesgará de nuevo una mirada furtiva más allá del espejo de las significaciones.”61 Y de nuevo, tales pruebas son solo subjetivables si hay una instancia de registro (anti-producción) que las pueda asir (por ejemplo, la escritura).

Este podría ser un ejemplo particular del juego, del sistema, que Deleuze-Guattari no han parado de pulir. Un primer tiempo en los primeros escritos de Guattari en el que se presentan las categorías de “producción” y “anti-producción”, y luego ya con Deleuze en El Anti-Edipo62 una complejización de las mismas (teoría de las síntesis o de las máquinas) con el uso de la tríada: “producción-registro-consumo”. Es en ese texto donde se presenta dicha “teoría de las síntesis”: síntesis conectiva o producción de producción, síntesis disyuntiva o producción de registro, síntesis conjuntiva o producción de consumo. Y estas síntesis están en relación directa con otro concepto clave: las máquinas (deseantes). Estas, definidas como “sistemas de cortes” o como “lo que corta y es cortado”, no funcionan más que conectadas con otras máquinas, bajo tres modos distintos. El primer modo es el de la síntesis conectiva, una máquina A corta lo que otra máquina B produce, y a su vez, esta máquina A que corta está en relación a otra máquina C. Segundo modo: la síntesis disyuntiva de registro, en la cual se limitan las conexiones entre las máquinas de acuerdo a un “código”. El tercer modo: la síntesis conjuntiva (consumo), “es el corte-resto o residuo, que produce un sujeto al lado de la máquina, pieza adyacente de la máquina.”63 Deleuze y Guattari ponen el acento repetidas veces sobre los fallos o averías del funcionamiento de dichas máquinas, estas “no funcionan más que estropeadas, estropeándose sin cesar.”64

Lo anterior nos permite, por un lado, una suerte de desontologización del sueño, “el estado vivido [producción] es primero con respecto al sujeto que lo vive [registro-consumo]65, el sueño como algo pre-personal y pre-individual. Por otro lado, nos permite pensar las relaciones entre los siguientes dos pares: experiencia-Saber, y particularmente, sueño-transcripción.

Proponemos la siguiente analogía:

Producción ↔ Anti-producción (registro)

Experiencia ↔ Saber

Sueño ↔ transcripción

Foucault, en su introducción a Sueño y existencia de Ludwig Binswanger dice al pasar: “En la filigrana de esta experiencia onírica según las transcripciones que nos ofrecen de ella la literatura, la filosofía, la mística…”66 Así dicho, no parece claro aún el posicionamiento de Foucault en cuanto a la no posibilidad de dar cuenta de una experiencia “salvaje” o “pura”, tal como presenta el problema en La arqueología del saber67. O, dicho de otra manera, en el pasaje citado Foucault deja abierta la posibilidad para pensar en una experiencia “pre-discursiva” u “originaria”. Deleuze en su lectura de Foucault es asertivo al respecto, “no hay experiencia que no esté captada en un saber”68, definiendo el Saber como la conjunción de lo visible y lo enunciable según sus respectivas reglas de formación.

Comparemos, finalmente, dos citas de procedencias distintas (El Anti-Edipo y el Curso sobre Foucault de Deleuze). Importa porque se encuentra allí una continuidad que le da sentido a la analogía planteada anteriormente por medio de una noción que recorre toda la obra de Deleuze y Guattari, la de “procedimiento”. En el Anti-Edipo se dice lo siguiente: “El proceso como proceso de producción se prolonga en procedimiento como procedimiento de inscripción.”69 En su curso sobre Foucault, Deleuze dirá: “el saber es un procedimiento. La verdad no existe independientemente del procedimiento, y el procedimiento es la combinación del proceso visible y el proceder [método] enunciativo.”70 Luego, redefinirá el procedimiento como la relación entre dos prácticas, una que opera sobre lo visible y otra que opera sobre lo enunciable.

Entonces, llevando este asunto al campo que ahora nos interesa, no es el mismo sueño el que se cuenta en la mañana a alguien a la hora del desayuno, que el sueño contado por la tarde al analista, o el que luego se utilizará en una película (en el caso de que fuéramos Buñuel).

En este juego entre experiencia y Saber, el sueño y su transcripción, ¿cómo intentar ubicar la falla y las averías del funcionamiento de las máquinas?

Hay una frase en el Diario, por lo que recuerdo, que expresa una especie de iluminación presente en toda la creación de Kafka, algo así: “Nosotros podemos escribirlo todo”. Y creo que lo que interesaba a Kafka era esto: nosotros podemos siempre escribir todo lo que ocurre en nuestra existencia. Y cuando conseguía demostrarse a sí mismo que podía captar en un enunciado algo que desde el comienzo no le parecía semiotizable, en ese momento la obra se caía literalmente de sus manos.71

Es importante que este montaje (rudimentario) de máquinas falle, presente ciertas averías: una máquina de soñar (pariente arcaico del cinematógrafo) y una máquina de escribir. Si en la primera algo del orden de una “imagen-sueño” ocurre, es porque ha habido una falla en el circuito que prolongaba una “imagen-percepción” en una “imagen-acción” (esquema sensorio-motor72). Si no se puede escribir todo, es porque ha habido una falla también en la segunda máquina, la escrituraria. Y existe una falla, un desarreglo, más fundamental aún, en la conjunción misma de las dos máquinas, debido a la condición irreductible de dos planos: lo visible y lo enunciable.73

Es importante que este montaje falle, porque en las fallas del funcionamiento de estas máquinas se encuentran los límites de lo semiotizable, los puntos-signos, y en ellos la fuga, la posibilidad de algo nuevo, una ocurrencia quizás.

Tesis segunda: Pierre-Félix Guattari escribe sus sueños (en su Journal) con Franz Kafka.

Corolario: Guattari al abordar un sueño propio, o sigue la vía abierta por Freud (asociación libre – “patrón asociativo”), o sigue la vía de Kafka (escritura). Aunque en acto las dos vías se den al mismo tiempo, es esa la distancia, mínima y fundamental, que separa a un sueño soñado para un público (A.D.) y un sueño soñado para escribirse en un cuaderno de notas (Zeppelin). Los nombres de Kafka y Freud vienen a marcar dos procedimientos distintos del qué-hacer con los sueños.

Las páginas de Écrits pour l’Anti-Œdipe donde se encuentra el “sueño del Zeppelin” están desbordadas por mis anotaciones, comentarios, links con otros textos, signos de interrogación, signos de exclamación, asteriscos, palabras envueltas en círculos, subrayados. Miro de nuevo, el libro abierto, nada a leer. Manchas y puntos-signos. Agujeros negros sobre una pared blanca. Rostridad. Alguien o algo me mira.

En rigor, una anamorfosis74 sobre el gastado tema de “engaña la vista” [Trompe-l’œil] en compañía de “engaña la muerte” (Trompe-la-mort).75

4- A modo de (no) conclusión. Atlas onírico – ¿quién sueña?

““¡Devuélvanos la muerte!”, tal podría haber sido el título de este film.

Sin embargo: ¡No! ¿Pues a quién podría estar dirigida semejante súplica?

¡Ya no existirá jamás el mismo interlocutor en el número que usted llama!”

Félix Guattari, Un amor de UIQ

«Nosotros podemos escribirlo todo», dice Guattari, apoyándose en Kafka. Afirmación con la cual ninguno de los dos cumplió. «No podemos escribirlo todo» resumiría bien Sueños, de Walter Benjamin. El editor del libro, Burkhardt Lindner, cita una carta de Benjamin a Gershom Scholem, fechada el 3 de marzo de 1934. En dicha carta, escribe Benjamin, comentando sus últimos sueños: «tienen casi siempre contenido político. Deseo poder contártelos un día. Son todo un atlas de imágenes sobre la historia oculta del nacionalsocialismo.«76 La pregunta que se hace Lindner, ¿por qué Benjamin nunca escribió estos sueños cuando sí lo hizo en muchas otras ocasiones? Conocemos los sueños del flanêur y la ciudad, no los del descenso al Maelström. El anticipo del Maelström lo podemos encontrar diseminado por toda la Traumdeutung, en los sueños propios de Freud (particularmente en los «sueños de Roma»). El Maelström, desde el punto de vista de un niño, es lo que encontramos en los sueños propios de Guattari.

En favor de los sueños como parte del “archivo audio-visual” (lo que se puede ver y decir) de una época, Benjamin escribe lo siguiente:

Tomamos los sueños 1) como fenómeno histórico, 2) como fenómeno colectivo. Iluminar los sueños del individuo con la doctrina de los sueños históricos de los colectivos. Enseñamos que la realidad no se radica en las capas oníricas, sino que irrumpe en el que sueña […] Coleccionar en tanto que categoría profana de la cercanía; el coleccionista como intérprete de los sueños que sueña el colectivo.77

1917. Por dos noches seguidas, 12 y 13 de agosto, Franz Kafka escupe sangre. La certeza de su muerte lo llevará a escribir lo que luego se conocerá como Aforismos de Zürau. En ellos, enunciados crípticos, se ritman y se dan paso entre sí, términos como: lo indestructible, el dios personal (o doméstico), el mal, la salvación, la muerte, el mundo.

¿Quién habla? ¿Quién sueña? No importa quién habla. No importa quién sueña. Y si la pregunta insistiera, ¿quién sueña?, la respuesta sería: quien sueña es el mundo.78

P. D.: ¿Para qué alguien se tomaría su tiempo en tomar nota de sus sueños? ¿Qué habría de interesante en tal ejercicio? Una lectura de Félix Guattari que lo traiciona. De allí se puede extraer una solución profana posible a la «teoría del despertar» en Benjamin y, en parte, Calasso. Soñar – escribir – despertar. El que escribe busca una ocurrencia (que le permita seguir escribiendo).

1 Publicado originalmente en revista ñácate, Montevideo, 2020, pp. 59-82.

2 George Steiner, Los logócratas, Ediciones Siruela, Barcelona, 2011, p. 26.

3 Félix Guattari y Suely Rolnik, Micropolítica. Cartografías del deseo, Tinta Limón ediciones, Bs. As. 2013.

4 Jean Allouch, Letra por letra, Epeele, México DF, 2009.

5 Vladimir Propp, Morfología del cuento, Akal, Madrid, 2009.

6 N. de E.: El autor juega con el prefijo Ur que se suele traducir como: original, proto-, primitivo; Traum (sueño) y Geschichte (historia).

7 F. Guattari, Un oubli et un lapsus dans un rêve, 30 de octubre de 1984. Disponible en: https://www.revue-chimeres.fr/30-10-1984-Felix-Guattari-Un-oubli-et-un-lapsus-dans-un-reve

8 F. Guattari, Cartografías esquizoanalíticas, Manantial, Bs. As., 2000.

9 F. Guattari, Un oubli et un lapsus dans un rêve, op. cit., p. 1.

10 La traducción es mía en el caso los textos que se encuentran en la página web, Chimères, https://www.revue-chimeres.fr/Felix-Guattari

11 F. Guattari, Cartografías esquizoanalíticas, op. cit., p. 217. Las negritas en esta y otras citas son mías.

12 Sigmund Freud, La interpretación de los sueños, Obras completas, t. IV., Ed. Amorrortu, 2007.

13 Ibid., p. 218.

14 F. Guattari, Cartografías esquizoanalíticas, op. cit., p. 219.

15 F. Guattari, A propos d’un rêve : systruc. Disponible en: https://www.revue-chimeres.fr/04-10-1984-Felix-Guattari-A-propos-d-un-reve-systruc

16 Ibid., p. 1.

17 F. Guattari, Cartografías esquizoanalíticas, op. cit., p. 220.

18 F. Guattari, Un oubli et un lapsus dans un rêve, op. cit., pp. 2-3.

19 F. Guattari, Cartografías esquizoanalíticas, op. cit., p. 221.

20 En 1984 se celebró en el Centre Georges Pompidou una exposición llamada Le siècle de Kafka (El siglo de Kafka), en homenaje al escritor nacido en Praga en el año 1883. Según François Dosse, el promotor de tal evento fue Félix Guattari, quien en 1982 le expresó el interés de realizarlo a Jack Lang (por aquel entonces Ministro de Cultura de François Mitterrand), éste último aceptó la propuesta a cambio de que sea Guattari el que se encargara de los detalles de organización. La exposición se llevó a cabo desde el 7 de junio hasta el 1 de octubre, teniendo a Jorge Luis Borges como presidente de honor. Guattari (presidente ejecutivo) y Yasha David (crítico de arte checo emigrado a Francia), los organizadores. Ver https://www.centrepompidou.fr/media/document/8b/d6/8bd6e15732f020393b25f76470427f09/normal.pdf

21 Ibid., p. 224.

22 Ibid., p. 227.

23 S. Freud, La interpretación de los sueños, op. cit., p. 20.

24 F. Guattari, Cartografías esquizoanalíticas, op. cit. p. 224.

25 Ibid. p. 228. En la versión presentada en su seminario, octubre de 1984, este cierre de su análisis del sueño no está presente, aunque sí referencias al padre en el desarrollo del mismo.

26 Traummusters. Traducido por Etcheverry como sueño «sueño paradigmático», y James Strachey lo traduce al inglés como «specimen dream«.

27 F. Guattari, Écrits pour l’Anti-Œdipe, Lignes, Clamecy, 2012. [N. de E.: existe versión en español: Escritos para el Anti-Edipo, Cactus, Bs. As., 2019]

28 Ibid., p. 208.

29 F. Guattari, Psicoanálisis y transversalidad, Siglo XXI, Buenos Aires, 1976.

30 F. Guattari, Écrits pour l’Anti-Œdipe, op. cit., p. 499. La traducción de esta y otras citas de Écrits pour l’Anti-Œdipe es mía.

31 Es Walter Benjamin quien, en una carta a Gershom Scholem (12/06/1938), dice de Kafka como una «figura del fracasado». Cf. W. Benjamin, Sobre Kafka. Textos, discusiones, apuntes, Eterna cadencia, Buenos Aires, 2014, pp. 111-116.

32 F. Guattari, Líneas de fuga, Cactus, Buenos Aires, 2013, p. 229.

33 F. Guattari, Sesenta y cinco sueños de Kafka, Nueva visión, 2009, pp. 17-19.

34 Ibid., p. 19.

35 Roberto Calasso, K, Anagrama, Barcelona, 2005.

36 Ibid., p. 501.

37 Ibid., p. 503.

38 F. Kafka, Aforismos, Debolsillo, Barcelona, 2012.

39 R. Calasso, K, op. cit., p. 309. Ver epígrafe.

40 F. Kafka, El proceso, Debolsillo, Barcelona, 2012, p. 141.

41 Ibid., p. 144.

42 Ibid., p. 149.

43 Citado por R. Calasso, K, op. cit., p. 266.

44 Ibid., p. 249.

45 Walter Benjamin, Sueños, Adaba editores, Madrid, 2014, p. 86.

46 R. Calasso, K, op. cit., p. 280.

47 En la versión disponible de los Tagebücher de Kafka en http://gutenberg.spiegel.de/buch/tagebucher-1910-1923, este pasaje se distancia bastante de lo traducido como “mi locura aumenta con ese acercamiento”. En dicha versión en alemán, el pasaje dice “die Verrückung steigert sich mit dem Näherkommen”, es decir, “el desorden [desarreglo, desajuste, dislocación] aumenta [se intensifica] con el acercamiento”.

48 F. Kafka, Diarios, op. cit., p. 503. Guattari no toma este sueño en su totalidad, apenas un breve pasaje. Cuando señala los “rasgos de singularidad” en los sueños de Kafka en un total de nueve, el punto dos refiere a “los dientes”, y es ahí donde cita de este sueño lo siguiente: “[…] tenía que inflar las mejillas y torcer la boca como si me dolieran los dientes”. Cf. Guattari, Sesenta y cinco sueños de Kafka, op. cit., p. 27.

49 Aquí, “mancha” [tache] cumple la misma función que el “abismo” [gouffre] en el “sueño de A.D.”

50 Jean y Paul Guattari son sus hermanos mayores.

51 F. Guattari, Écrits pour l’Anti-Œdipe, op. cit., pp. 444-445.

52 F. Guattari, Cartografías esquizoanalíticas, op. cit., p. 220.

53 F. Guattari, Écrits pour l’Anti-Œdipe, op. cit., pp. 445-446.

54 Jacques Lacan, La agresividad en psicoanálisis, en Escritos, Siglo XXI, Bs. As., 2012, p. 111.

55 J. Lacan, El mito individual del neurótico, Paidós, Bs. As., 2010.

56 Mayette Viltard, De un signo a otro. Cuando Guattari comienza a problematizar la enseñanza de Lacan, en Divanes nómades, Nº 2, Córdoba, julio 2015.

57 Pierre-Félix Guattari. Félix, nombre que recibe Guattari en memoria de un tío muerto en la batalla de Verdún (1916). “Félix, un nombre de guerra” (Journal, 26/09/1971). En los comentarios al “sueño del zeppelin”, Guattari escribe: “Zeppelin. La guerra del 14” (Journal, 15/03/1972).

58 Ibid., p. 52.

59 Ibid., p. 53.

60 F. Guattari, Écrits pour l’Anti-Œdipe, op. cit., pp. 461-486.

61 F. Guattari, Psicoanálisis y transversalidad, op. cit., p. 171.

62 F. Guattari y Gilles Deleuze, EL Anti-Edipo. Capitalismo y esquizofrenia, Paidós, Barcelona, 1995.

63 Ibid., p. 46.

64 Ibid., p. 17.

65 Ibid., p. 28.

66 Michel Foucault, Entre literatura y filosofía, Barcelona, 1999, p. 97.

67 M. Foucault, La arqueología del saber, Siglo XXI. Buenos Aires, 2002.

68 G. Deleuze, El Saber. Curso sobre Foucault, Cactus, Buenos Aires, 2013, p. 41.

69 F. Guattari y G. Deleuze, op. cit., p. 21.

70 G. Deleuze, El Saber. Curso sobre Foucault, op. cit., p. 34.

71 F. Guattari y S. Rolnik, Micropolítica, op. cit., p. 163.

72 G. Deleuze, Estudios sobre cine 1. La imagen-movimiento, Paidós, Barcelona 1984

73 G. Deleuze, Foucault, Paidós, Barcelona, 2015

74 Anamorfosis: Del gr. ἀναμόρφωσις, anamórphōsis ‘transformación’. f. Pintura o dibujo que ofrece a la vista una imagen deforme y confusa, o regular y acabada, según desde donde se la mire. RAE.

75 F. Guattari, Psicoanálisis y transversalidad, op. cit., p. 176.

76 W. Benjamin, Sueños, op. cit., p. 132. Los subrayados son mios.

77 Ibid., p. 93. Quizás parte ese atlas se dio a conocer luego de la muerte de Benjamin con la publicación de Soñar bajo el Tercer Reich, de Charlotte Beradt.

78 Una invitación a leer los Aforismos de Kafka.